SOBRE LAS OBRAS
Consolation I de Helmut Lachenmann se ha convertido en una de las obras más importantes del repertorio coral de finales del siglo XX. El EVO Ensemble presentará, junto con el Grupo de Percusión Arxis, esta pieza que el propio compositor describió como «una cascada de situaciones», escrita para 12 voces y cuatro percusionistas, en su estreno mundial en Roma, rindiendo homenaje a uno de los compositores más importantes de las últimas décadas en el día de su 90 cumpleaños. La pieza de Helmut Lachenmann se adentra en una reflexión profunda sobre el sonido de la voz humana, la experiencia física del sonido y sus diferentes transformaciones heredadas de la Música Concreta, aplicados a un contexto instrumental.
KARST nos habla de una piel en continua transformación.
Una reflexión sobre la construcción que tenemos de nuestro propio cuerpo, desvinculándola con las etiquetas y disciplinas que lo han “normalizado” a lo largo de la historia. La obra Materia vibrante de Jane Bennett, sirve de inspiración y guía de las posibilidades de reformulación que existen para entender nuestro cuerpo y los de los otros, para convivir con ellos y reformular, desde la práctica artística nuestra idea de sociedad. Así, trabajando desde una dimensión artística y emocional, podemos transformar la manera con la que nos relacionamos con la naturaleza para imaginar desde el presente nuevos futuros que construyan un ahora ecológico para todos.
La obra de Hugo Gómez-Chao será para conjunto de doce voces y cuatro percusionistas. Basada en la descomposición fonética de fragmentos de textos, que van desde el Rerum Natura de Lucrecio, los escritos sobre naturaleza de Leonardo dan Vinci, y fragmentos de Ángel Valente o Jacques Lacan, En los cinco movimientos, las voces emergen del sonido de la percusión, el sonido se transforma continuamente como a cámara lenta en la que la palabra hablada y los textos cantados aparecen o desaparecen poco a poco. El contexto instrumental imita estas voces, articula un discurso basado en arañazos, golpes y susurros, como si los instrumentos trataran de hablar, de extraer palabras de las pieles. Así, toda la pieza es un gran desarrollo armónico que emerge de la oscuridad, un filtrado continuo del espectro armónico que aflora hacia la luz. Mediante la exploración de diversos materiales metálicos, se construyeron para esta pieza 15 barras de hierro, bronce y latón, que los percusionistas tocan hacia el final de la pieza, fundiéndose con las voces y haciendo que la oscuridad de los movimientos anteriores sea brillante, ruidosa y cegadora.
SOBRE EL ESPACIO ESCENICO
En este proyecto Raquel Buj se propone experimentar con biomateriales creados a partir de materiales naturales como el carbonato cálcico, gelatinas, rocas, cáscaras, resinas, bicarbonato, sales minerales, agares y sus distintos procesos de cocinados, vertidos, cristalizados, mezclados y cuidados. Así, todos estos procesos se unen a las metamorfosis de materiales vivos, como los micelios y las bacterias, y a su disolución para crear diferentes texturas, formas y volúmenes.
Se trata de una pieza escultórica que funciona como una arquitectura, como un vaciado del espacio que tiene la capacidad de disgregarse en varios fragmentos y pueden adherirse a la piel. Estos fragmentos se superponen a los cuerpos, se fusionan con ellos, generando otras superficies en un contacto íntimo con nosotros, convirtiendo así la pieza en una arquitectura viva.